Mexico.- Heriberto Lazcano alias "El Lazca" fue
abatido por los infantes de marina mexicanos en un estadio de béisbol al
norte del Mexico.
El que fuera un desertor de las fuerzas especiales del ejército
mexicano, cuya brutalidad y táctica paramilitar ayudó a transformar un
pequeño grupo de seguridad de un cártel de drogas en una de las más
brutales y temidas organizaciones criminales internacionales.
Pero horas más tarde, un grupo de hombres armados
irrumpieron en una funeraria donde el cuerpo de
Lazcano yacía y se robaron el cadaver transportandolo en un carro fúnebre, obligaron al dueño del local
a conducirlo a un lugar desconocido y desaparecieron en la oscuridad de
la madrugada con el cadáver del hombre que lideró a Los Zetas en medio
de un reinado de terror, masacres y decapitamientos de sus rivales.
Las
autoridades habían practicado pruebas periciales de identificación a
Lazcano en la funeraria, horas antes. El robo del cadáver propició un
extraño y vergonzoso giro a una de las victorias más importantes del
gobierno mexicano en su lucha contra los carteles de la droga.
El
golpe ocurrió, además, a dos meses antes de que el hombre que escaló la
lucha contra el crimen organizado, el presidente Felipe Calderón, deje
su cargo.
La desaparición del cadáver también es una muestra más
de que muchos territorios mexicanos son controlados por las bandas de
narcotraficantes luego de seis años de que el estado les declarara una
guerra que no da señales de aplacarse.
Analistas independientes
consultados dijeron que lo más previsible que suceda es que la muerte de
Lazcano genere un caos al interior de Los Zetas porque desatará una
violenta lucha de poder dentro de una organización.
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